lunes, 22 de septiembre de 2014

Imagen y semejanza de Dios

Esta vez les traigo la conversación real que se dio entre un padre y su hija… nos la cuenta Rafa, el padre de la historia, y un buen amigo y compañero de la parroquia…

Cuando mi hija regresó de la escuela un día, esperó a que yo llegara del trabajo para hacerme una pregunta. Al llegar, me comentó que le habían hablado en clase de que Dios nos había creado a su imagen y semejanza. Al terminar de contarme lo que le enseñó la maestra, me preguntó: “Papá, ¿por qué Dios nos creó a su imagen y semejanza?”
Medité un momento como contestar esa pregunta y mi respuesta fue otra pregunta… “Cuando te levantas en la mañana, ¿tú ves a Dios?”
Ella me respondió, “Sí, lo veo en las flores, en el sol cuando amanece, en los pajaritos y los árboles que veo camino a la escuela. Lo escucho en el cantar de las aves y en el viento que pasa por los árboles”.
Volví a insistir, “Pero, ¿ves a Dios?”
Esta vez solo se me quedó mirando como buscando una respuesta. Entonces le dije, “Cuando te levantas y te miras en el espejo, ¿qué ves?” A lo que respondió, “ ¡Me veo a mí!”
Fue entonces cuando le expliqué, “Entonces estás viendo la imagen y semejanza de Dios, recuerda que eso es lo que ves cuando te miras al espejo”.
Mi hija me sonrió y yo continué, “Así mismo cuando ves a tu hermano y a tus compañeros de clase, verás en ellos la imagen y semejanza de Dios, y como tales deberás tratarte a ti y a los demás”.
Cuando medité mi respuesta entendí el alcance de lo que había dicho: Dios está presente en todos. Ahora cada vez que siento un disgusto con alguien entiendo que aún en ese disgusto estoy ante la imagen y semejanza de Dios. Increíblemente el disgusto se reduce tan rápidamente que comprendí que la pregunta de mi hija me acercó más a Dios.

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