martes, 7 de octubre de 2014

Una cruz en el bolsillo

Daniel, Ramón y Carlos trabajaban en una granja… Daniel, que se encargaba de cuidar los caballos, se pasaba todo el día lamentándose de cuan duras eran sus tareas y que poca paga recibía. A Ramón le tocaba ordeñar y llevar a pastar las vacas, y siempre se le escuchaba maldecir, y en ocasiones muy frecuentes estallaba en cólera dándole puntapiés a todo lo que encontraba a su alrededor. Por último estaba Carlos, quien se encargaba de cuidar los cerdos. Lo primero que Carlos hacia, antes de comenzar sus labores, era darle los buenos días a cada uno de sus compañeros de trabajo… y de paso les obsequiaba la mejor de sus sonrisas.
El trabajo de Carlos era bastante pesado, al igual que el de Daniel y el de Ramón, pero a diferencia de estos últimos dos, Carlos nunca maldecía, ni se quejaba. Cuando Carlos sentía que la cólera amenazaba con dominarlo, él suavemente deslizaba su mano hasta introducirla en uno de los bolsillos de su pantalón. Allí Carlos guardaba una pequeña cruz de madera, la sacaba, la contemplaba por un instante, luego la guardaba y continuaba su labor con una gran calma.
Esto llenó de mucha curiosidad a sus compañeros de trabajo y un día, mientras estaban todos los empleados almorzando, Daniel tomó la palabra y dirigiéndose a Carlos le dice:
- ¡Oye Carlos! ¿Por qué siempre llevas una cruz de madera en el bolsillo de tus pantalones?
Ramón entra en la conversación y de forma burlona comenta lo siguiente:
- De seguro que es su amuleto de buena suerte.
Carlos, sonriendo, introduce la mano en el bolsillo de sus pantalones, saca la cruz y sosteniéndola en sus manos les dice:
- Esta cruz que yo fabriqué con mis propias manos y que esta vacía porque no tiene un Cristo, tiene un gran significado para mí… Verán, esta cruz representa la cruz que a mí me ha tocado cargar en esta vida. Cada vez que la miro, a mi mente llega el recuerdo del calvario y veo a tres personas llevando sus respectivas cruces.
La primera persona que veo es a Gestas (el ladrón malo) que lleva su cruz maldiciendo y renegando… después veo a Dimas (el ladrón bueno) llevando su cruz obligado, porque no le queda más remedio, pero que al final se la ofrece a Jesús… por ultimo veo a Jesús, que se abraza a su cruz mientras camina… Cuando la cólera amenaza con robarme la paz, tomo esta cruz en mis manos y me hago la siguiente pregunta: ¿cómo quiere Dios que lleve la cruz que me ha dado?… ¿cómo Gestas?… ¿cómo Dimas?… ¿o cómo Jesús?
Hermanos… nosotros no podemos escoger o cambiar la cruz que nos ha tocado cargar… pero si podemos escoger cómo hacerlo… de ti y de mí depende si queremos vivir como Gestas, como Dimas o como Jesús.

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